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Travesía por la Jacetania. Segundo día

La noche ha sido larga, sobre todo para Irene que no ha pegado ojo. Las vacas han venido durante la noche a rascar el lomo contra las paredes del refugio.



Pese a todo con la tontería comenzamos a desayunar a la 8 y media, viendo pasar a los primeros senderistas que se dirigen al Bisaurin y algún que otro pastor que va a ver su ganado.
Después del desayuno, un cola-cao y un pastelito, recogemos la tienda y cargamos las mochilas (joder como pesan) continuamos por el sendero marcado en dirección al collado del Foratón, antesala de lo que será la ascensión al Bisaurín.


En cosa de unas dos horas llegamos al mencionado collado, su pared vertical aconseja a Irene que se espere tranquilamente a sus faldas mientras yo intento coronar su cima. Me desprendo de la mochila, Irene se queda de jefa del campamento base a 2000 metros y yo con GPS en mano me lanzo a la conquista del Bisaurín. Un reguero de excursionista hace la ruta típica desde el refugio de Lizara. Cresteando por la ladera herbosa, me encuentro con un cuarteto montañero sorprendente un matrimonio del País Vasco con sus hijos de unos 7 y 10 años. Llego a una zona de piedra con fuerte pendiente para finalmente dar paso a la cresta muy amplia que me lleva a la cima del Bisaurín (2670m) máxima altura de nuestra travesía.

Desde aquí contemplo desde el Ori (Navarra) hasta las tres Soreres en Ordesa, pasando por el Midi d’Ossau.
Después de charlar con unos Navarros y hacerme la foto de rigor me lanzo en caída libre al reencuentro con Irene casi 700 metros más abajo.
Existe la posibilidad de cerrar una ruta circular por la cresta norte, pero eso es otra historia, yo bajo por la habitual.

De nuevo en el collado nos cargamos las mochilas y en bajada continua nos dirigimos al refugio de Lizara, más que refugio Hotel, ya que en su parking gran cantidad de coches e incluso autobuses.
Poco antes de llegar al refugio cogemos agua en una fuente, por la que deberíamos habernos desviado por evitar perder altura, pero por no mirar el plano casi llegamos al refugio de Lizara, para luego tener que volver a subir en busca del refugio libre de Ordelca, que existe sobre los 1700m.

Aquí aprovechamos para descansar y comer.
Hoy tenemos de menú salchichón aderezado de almendras Marconas y pan, de postre melocotón en almíbar. Después del descanso correspondiente continuamos bajo el sol justiciero del mediodía. Nos cruzamos con diversas personas unos vienen de nuestro destino el Ibon de Estanés, otros del pico de Bisaurín que están haciendo la ascensión circular. ¿Y a que no sabéis quien me encuentro? Pues a los montañeros de 7 y 10 años que han subido a sus padres al pico. Después de felicitarles por su proeza continuamos hacia el Ibón en ocasiones preguntamos a la gente con la que nos cruzamos y yo no se si es que somos muy lentos y ellos muy rápidos pero joder nos dicen unos tiempos que nosotros triplicamos.

Ya solo nos queda llegar al puerto de Vernera (2115m) desde el cual se abre el valle de los Sarrios lugar muy bonito que aprovechamos para descansar junto al arroyo que lo cruza, y yo de paso para refrescarme.


Cruzamos junto varios neveros y observando uno de ellos vemos algunos rebecos refrescándose tumbados sobre la nieve. Reanudamos la marcha llegando al Ibón de los Sarrios, sin agua, pasado este una fuerte bajada nos lleva a las inmediaciones del Ibón de Estanés, pero antes nos acercamos a una cascada cuyas aguas desaparecen en pequeños agujeros, que nos recuerdan al Forau de Aigualluts a los pies del Aneto.


Ya en el Ibón nos ponemos junto a unos franceses que van a hacer noche junto al lago, como nosotros.


Montamos la tienda en un llano herboso junto al agua y disponemos todos los utensilios de cocina para confeccionar el menú para la cena, esta noche de primero sopa de fideos, lentejas el Litoral de segundo y Piña en almíbar de postre, solo nos falta el café. Tumbados junto la tienda contemplando el cielo esperamos que los últimos rayos de sol se oculten entre las montañas, esperando la llegada de las estrellas, para ver si somos buenos astrónomos. Es muy bonito hacer vivac pero se está mejor dentro de la tienda. Metemos los sacos y descansamos la última noche en plena montaña.












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